En las cartas del Tarot la EMPERATRIZ es la señora que manda.
Aun no siendo una de las cartas que en el TAROT se identifican más estrechamente con el AMOR, si que en la práctica de la consulta profesional se puede aventurar como pronóstico que estamos ante un/a consultante que, claramente o de soslayo, indaga sobre el amor en su vida o quiere conocer nuestra predicción al respecto.
Es una carta muy “física” y exaltadora de los sentidos, así que da igual si la/el consultante nos pregunta si aprobará unas oposiciones porque por debajo -nos advierte la diosa- su preocupación interna es el amor y la sensualidad. Tanto en el TAROT como en la ASTROLOGIA la podemos ver como una imagen coincidente, que si en las cartas viene personificada por la emperatriz, en astrología se identificaría con
Venus
Una Imagen femenina ancestral y heredera por línea directa de todas las diosas madres y del amor, que existieron y siguen existiendo en la humanidad. Diosas de la naturaleza fecunda a las que se rindió adoración y a las que se sigue venerando todavía, abiertamente en algunas culturas y de tapadillo en otras como en la nuestra. Solo tenemos que dar un vistazo a las tiendas de artículos del sector mágico y observar todas esas figuritas de la Yemanyá afroamericana que prospera en toda nuestra geografía ibera, que ya no digo hispana.
Una figura que reúne en si las imágenes de Venus o Afrodita diosa del amor y subraya su relación con el mar en donde nació la diosa griega, que tampoco es la primera ya que a su vez es sucesora de alguna más antigua. Porque parecido simbolismo podemos verlo reproducido en las figuritas de la Venus de Willendorf del Paleolítico, que aunque está un poco deformada la pobrecilla en lo que respecta a su estética, está claro que también era la visión pretérita del ideal del amor y del encanto para nuestros antepasados más lejanos.
Aine (irlandesa)
Anat o Astarte (cananea)
Cibeles (frigia)
Devi y Laksmi (hindú)
Erzulé (vudú haitiano)
Inanna (sumeria y predecesora de Astarté)
Isis (egipcia)
Tara (tibetana)
Y a la sincrética, popularísima y mucho más moderna Yemanyá, de origen africano e híbrida de todas, además le añadieron los atributos de una de nuestras vírgenes católicas: la Inmaculada Concepción, para mudarla más maternal y de paso –supongo- granjearse la simpatía de los representantes de la Iglesia.
Tanta es su aceptación que hasta una de nuestras más ilustres representantes de la canción española le ha dedicado muy oportunamente una canción. Tanto prolifera la dulce y sensual Yemanyá que, como siga así, dentro de poco la veremos hasta en pequeños imanes para colgar en la nevera.
En fin, disculpar que me haya desviado del tema y volvamos a lo nuestro. No estoy descubriendo nada nuevo de lo que no se haya enterado nadie que investigue un poco el TAROT, y que tenga curiosidad por saber de donde vienen las aparentemente nuevas figuras de culto.
Es en memoria y como representación de estas diosas, o quien sabe quizás por ser el vestigio de un pasado matriarcal, que el arcano de la Emperatriz resulta una carta eminentemente femenina que alude a un universo de contenidos llenos de amor y disfrute de la sensualidad, y que resulta muy significativa cuando aparece en la consulta o cuando –lo contrario- no aparece, porque revela que algo esta presente o algo le está faltando a nuestra/o consultante.
Y como diosa del amor y de la naturaleza fértil y abundante las claves que la describen son todas relacionadas con la feminidad y el sexo, y por extensión con la abundancia, la riqueza, el bienestar, y ligado a ello el hogar y la familia.
La emperatriz es la Hembra tentadoramente atrayente y también es la Madre fértil que sostiene a su progenie y a su hogar. Tanto representa a la mujer exuberante, sensual y ardiente en el pronóstico de la consulta para un hombre vital (quien se pondrá muy contento), como a la mujer madre para el varón apocado (este estará igualmente contento) como a la suegra arpía o (no es infrecuente) a la mujer que ha renunciado a su propia capacidad de mostrarse sensual o reniega de sus atributos.
Siempre es interesante observar a la Emperatriz en la extensión o disposición de las cartas y el diálogo que mantiene con los restantes arcanos, ya que nos va a dar una idea clara de lo que el consultante varón tiene en su mente sobre el amor y sobre la mujer, o la amante o la esposa. Sobre todo porque quizá la realidad es todo lo contrario de lo que nos manifiesta
En cuanto a la mujer a la que le falte esta carta o se repite en más de una extensión, (es este el caso de realizar más de una pregunta en la consulta) hay que pensar en que su Afrodita “personal” actúa demasiado activamente, o por lo contrario no coopera.
Última reflexión, todas estás diosas del amor suelen estar relacionadas con el agua y el mar, pero además coinciden en otras características:
Son independientes, soberanas de su cuerpo, disfrutan de su sexo y ninguna se somete a la potestad del varón.
Y como no quiero seguir extendiéndome más y esto ya se está haciendo largo, os dejo por hoy expresándoos el deseo de que disfrutéis de vuestra Afrodita o Emperatriz tanto como podáis.