Actualmente en el mercado podemos encontrar muchísimos juegos de cartas, subrayo que no he dicho cartas de Tarot.
Entre versiones antiguas y modernas, hay donde elegir entre flores, hadas, animales, elfos, ángeles, místicos, cartas para el amor, cartas para el dinero...etc. Casi todos son bonitos, algunos muy curiosos, y siempre cuidados estéticamente. Todos, con su propio lenguaje simbólico ya sea con flores o gnomos, podrían ser admitidos para la interpretación. Pero un juego de cartas, por muy alegóricas que sean, no es un arcano, no es un saber secreto, no es un Tarot.
Por poner un ejemplo: Un mazo como el de “Symbolón” es divertido, bonito y fácil de entender por sus dibujos. Pero sus significados no coinciden con el de los arcanos tradicionales. En realidad ese juego encaja más con imágenes tomadas de la Astrología, ya que cada una de sus cartas lleva símbolos astrológicos y además contiene doce cartas representativas de los doce signos del horóscopo. Tengo un mazo “Symbolon” y me encanta, pero cuando lo uso estoy pensando en términos astrológicos. Es una lectura algo diferente.
Una cosa que me parece interesante aclararos es que un mazo de Tarot, por sí solo, no representa una tendencia, una escuela o una especialidad. No se es un “especialista en las cartas Rider” (o algún otro), como he leído algunas veces.
Los 22 arcanos mayores significan lo mismo, hablan el mismo lenguaje, tanto en el Tarot de Marsella, el Visconti, o el de Alesteir Crowley. Lo que son diferentes son los dibujos, la técnica artística y el estilo, pero el simbolismo es el mismo. En cuanto a los arcanos menores, los cuatro palos de la baraja, si que pueden presentar más variaciones, pero tampoco tan numerosas, como para que se pueda considerar a un mazo único en su género.